Los Riesgos Ocultos de los VPN: Lo Que La Privacidad No Te Cuenta

El cifrado protege los datos, pero no a quien lo ofrece. Cuando la confianza se deposita en un proveedor opaco, la VPN deja de ser un escudo y se convierte en una amenaza silenciosa para individuos y organizaciones.

Ricardo Burgos
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Ricardo Burgos
Ingeniero experto en seguridad informática, destaca en protección de datos y gestión de riesgos tecnológicos.
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Durante años, las VPN fueron sinónimo de libertad digital. Un túnel invisible que prometía protegerte del espionaje, censura y la vigilancia masiva. Pero como todo refugio tecnológico también tienen un lado oscuro.

Bajo su cifrado y anonimato las VPN se convirtieron en un arma de doble filo, protegen la privacidad de millones pero también sirven de escudo para la delincuencia digital. Lo que nació como una herramienta corporativa de conexión segura hoy forma parte de una economía global de anonimato… y abuso.

La privacidad mal entendida puede ser el mejor aliado del atacante.

De herramienta empresarial a fenómeno de masas

Hace dos décadas, las VPN eran un asunto de ingenieros. Se usaban para conectar de forma segura oficinas remotas o empleados que trabajaban fuera del perímetro corporativo. Configurarlas requería conocimientos técnicos y paciencia.

Hoy, basta con descargar una app y pulsar un botón. El auge del streaming, las restricciones geográficas y el teletrabajo durante la pandemia convirtieron a las VPN en un producto masivo.

Según Jonathan Tomek, vicepresidente de I+D en Digital Element, más de 1.6 mil millones de personas casi un tercio de los usuarios de Internet usan algún tipo de VPN. Con esa popularidad llegaron también los oportunistas, proveedores poco éticos y actores maliciosos que encontraron en la “privacidad” una oportunidad para explotar la confianza del usuario.

Cuando la privacidad se vuelve opaca

El mercado actual de las VPN es un laberinto. Detrás de cientos de marcas existen conglomerados que operan múltiples servicios bajo distintos nombres con políticas poco claras.

El resultado: Un ecosistema donde coexisten soluciones legítimas, productos intermedios y plataformas directamente peligrosas. Las filtraciones de datos de SuperVPN, GeckoVPN o ChatVPN que expusieron información de más de 21 millones de usuarios mostraron la cara oculta del anonimato digital, servidores inseguros, bases de datos sin cifrar y políticas de registro ambiguas.

En teoría, una VPN debería protegerte, en la práctica, muchas te exponen. Algunas incluso venden tu tráfico, registran tus actividades o redirigen tus datos hacia redes publicitarias y servidores en jurisdicciones no auditadas.

Anatomía de un túnel: Lo que distingue al VPN confiable del peligroso

Ahora, No todas las VPN son iguales. Algunas como las ofrecidas por gigantes tecnológicos (Google o Apple) operan con fines específicos, publican sus rangos de IP y mantienen políticas auditadas. Otras viven en la sombra. Ofrecen servicios de “bulletproof hosting” infraestructura resistente a acciones legales que sirve de refugio para mercados de la dark web, botnets o operaciones de fraude financiero.

El problema no es la tecnología, sino la falta de supervisión. Un proveedor que ignora requerimientos legales o que opera desde jurisdicciones sin regulación efectiva se convierte en un santuario digital para actividades ilícitas.

Para los equipos de ciberseguridad, distinguir entre un túnel legítimo y uno malicioso es un reto diario. Pero la clave está en el contexto, entender quién lo opera, desde dónde y cómo se comporta el tráfico.

Más allá de la IP: El contexto lo es todo

Una dirección IP por sí sola no cuenta la historia completa. Las IP de VPN cambian constantemente se reciclan y comparten infraestructura con proxies o servidores residenciales.
Un error de análisis puede hacer que una empresa bloquee tráfico legítimo o peor aún, deje pasar una amenaza real. Por eso los analistas hoy no se limitan a mirar la IP, sino su historial de reputación:

  • ¿Ha estado asociada a campañas de spam o malware?
  • ¿Opera dentro de un rango compartido con otros servicios de anonimato?
  • ¿Aparece en flujos de datos sospechosos o comportamientos de exfiltración?

Solo con este contexto es posible identificar cuándo un túnel está siendo usado para infiltrarse, moverse lateralmente o escapar con datos.

Como advierte Tomek, la comprensión contextual del tráfico es esencial para frenar ataques de ransomware, DDoS o secuestro de cuentas. Las IP de VPN son piezas móviles dentro del tablero global de amenazas.

VPN, proxy y darknet: El espectro del anonimato

El VPN corporativo tradicional creaba un túnel directo entre empleado y red interna. El VPN comercial en cambio extendió ese concepto hacia el anonimato masivo. Hoy el espectro va desde servicios cifrados legítimos hasta redes multilayer como Tor, pasando por proxies residenciales y servidores compartidos usados para ocultar identidades.

Cada nivel tiene un uso legítimo… y un potencial de abuso. El mismo cifrado que protege a un periodista en un país autoritario puede encubrir a un operador de fraude financiero. La tecnología sigue siendo neutral, su uso no.

El impacto real, cuando el túnel se convierte en puerta

Las vulnerabilidades en soluciones VPN corporativas también se han convertido en vectores de ataque. En 2024, Check Point reveló el fallo crítico CVE-2024-24919 en sus gateways VPN, que permitía la filtración de información sensible. Casos similares afectaron a Pulse Secure, Fortinet y Palo Alto.

Para las empresas, el riesgo es doble, la VPN puede ser una puerta de entrada externa y un canal de movimiento lateral dentro de la red interna.

En América Latina, donde muchas pymes adoptaron VPN comerciales tras la pandemia este problema se agrava por la falta de monitoreo y segmentación. En el plano individual, las VPN gratuitas siguen siendo una trampa recurrente.

Análisis del experto: la ilusión del túnel seguro

El mayor error es creer que el cifrado equivale a seguridad. El cifrado solo protege el canal, no valida al proveedor ni garantiza la ética de su operación. Al usar una VPN transfieres tu confianza del ISP al operador del servicio y ese operador puede ser tan opaco o más que el proveedor original.

Además, la concentración del mercado aumenta el riesgo sistémico, si una infraestructura compartida es comprometida, el ataque se propaga a todas las marcas que la usan. El caso SuperVPN fue el ejemplo perfecto, una sola brecha bastó para exponer credenciales de millones de usuarios.

Modelos como Zero Trust Network Access (ZTNA) y Secure Access Service Edge (SASE) reemplazan el túnel persistente por verificación continua basada en identidad y contexto.
Como señala Gartner, “el acceso del futuro no depende del túnel, sino de la confianza dinámica”.

Cómo protegerse sin caer en la trampa del anonimato

Para usuarios individuales:

  • Desconfía de todo lo “gratuito”. Si no pagas con dinero, pagas con tus datos.
  • Elige proveedores auditados y transparentes, con jurisdicciones claras (por ejemplo, ProtonVPN, NordVPN o Surfshark).
  • Revisa sus informes de auditoría, políticas de registro y protocolos de seguridad.

Para empresas:

  • Integra el tráfico VPN en tus sistemas de detección de amenazas.
  • Correlaciona IPs, reputación y geolocalización.
  • Segmenta accesos por roles y aplica Zero Trust para eliminar túneles permanentes.
  • Audita conexiones y comportamientos en tiempo real.

El objetivo no es eliminar las VPN, sino usarlas con consciencia, monitoreo y control.

Conclusión: privacidad sin ingenuidad

Las VPN son una herramienta esencial para la libertad digital. Pero también pueden ser el disfraz perfecto para el delito, el verdadero reto no es prohibirlas sino entenderlas. La privacidad no consiste en esconderse, sino en saber de quién te ocultas y en quién confías. Porque en el mundo digital la sombra más peligrosa no es la del atacante, sino la de la confianza ciega en un túnel que quizá no te protege tanto como crees.

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