El Verdadero Impacto de los Activos Desconocidos en la Seguridad de Red

Ricardo Burgos
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Ricardo Burgos
Ingeniero experto en seguridad informática, destaca en protección de datos y gestión de riesgos tecnológicos.
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Imagen Activos Desconocidos

La ciberseguridad moderna enfrenta un enemigo invisible. Los activos desconocidos y no gestionados que habitan dentro de las redes corporativas. Son dispositivos, sensores, cámaras, routers, servidores virtuales o sistemas OT que no están inventariados ni controlados, pero que permanecen conectados y operativos, listos para ser explotados.

En 2024, el costo global promedio de una brecha de datos alcanzó los 4.88 millones de dólares, y las proyecciones indican un aumento anual del 10%. Detrás de estas cifras, sin embargo, hay un factor que rara vez se discute con suficiente profundidad: la falta de visibilidad. De hecho, más del 60% de los dispositivos conectados permanecen invisibles para los equipos de seguridad, y los activos no gestionados estuvieron vinculados al 70% de las brechas en el último año (Cyentia Institute Report).

En otras palabras: Las organizaciones no pueden proteger lo que no ven, y esa ceguera digital tiene un costo cada vez mayor.

Un ecosistema oculto: Cuando lo desconocido se convierte en vulnerabilidad

El crecimiento explosivo del IoT (Internet of Things) y la OT (Operational Technology) ha extendido el perímetro de las redes corporativas más allá del control tradicional. Cámaras IP, sensores industriales, termostatos inteligentes y controladores de planta se han convertido en objetivos frecuentes para grupos de amenazas avanzadas.

Ejemplos recientes revelan la magnitud del problema:

  • Flax Typhoon (China): secuestró más de 200.000 cámaras IP para espionaje y manipulación remota.
  • Sandworm (Rusia): perfecciona ataques contra sistemas industriales críticos.
  • Elfin (Irán): apunta a infraestructuras energéticas con fines de sabotaje e inteligencia.
  • Lazarus Group (Corea del Norte): explota vulnerabilidades en IoT y OT para infiltrarse en redes corporativas.

Estos ataques tienen algo en común, comienzan en los márgenes, en dispositivos invisibles que carecen de protección, monitoreo o parches.
En entornos industriales donde los sistemas legacy siguen dominando, la convergencia IT/OT ha creado un terreno fértil para la intrusión silenciosa.

De hecho, el 72% de los atacantes puede detectar y explotar una vulnerabilidad en menos de 24 horas, antes de que el equipo de seguridad siquiera la descubra.

Por qué las herramientas tradicionales ya no bastan

El descubrimiento de activos solía ser simple, escanear la red, autenticar sistemas, registrar endpoints. Pero ese modelo ya no funciona en entornos distribuidos donde los dispositivos cambian de estado constantemente o residen fuera del dominio del SOC.

Las herramientas tradicionales de escaneo o gestión de vulnerabilidades son demasiado agresivas para entornos sensibles (como hospitales o plantas industriales) o demasiado ciegas ante dispositivos no estándar, como sensores, PLCs o sistemas virtualizados.

La nueva frontera requiere descubrimiento continuo, pasivo y no intrusivo. Esto implica monitorear el tráfico, mapear conexiones laterales, detectar patrones de comunicación y correlacionar comportamientos anómalos sin interrumpir operaciones.

Solo así se alcanza una visión real del entorno, un mapa dinámico del riesgo que muestre no solo qué activos existen, sino cómo interactúan, dónde convergen y qué tan expuestos están.

Del descubrimiento a la acción: Visibilidad como estrategia

La visibilidad no es un fin, sino un medio. Una vez identificados los activos desconocidos, las organizaciones deben traducir esa información en acciones concretas:

  • Clasificar y priorizar riesgos según la criticidad del activo y su nivel de exposición.
  • Optimizar la segmentación de red, aislando entornos IT, OT e IoT para reducir movimientos laterales.
  • Automatizar la respuesta, permitiendo la cuarentena o bloqueo de dispositivos comprometidos.
  • Reducir la complejidad tecnológica, consolidando herramientas bajo una única plataforma de gestión.

La fragmentación actual con múltiples soluciones desconectadas que generan datos duplicados es uno de los mayores obstáculos para la defensa. Hoy la seguridad no consiste en “bloquear la puerta”, sino en entender todas las rutas posibles de entrada y cerrarlas antes que el atacante.

Análisis final: La visibilidad como ventaja competitiva

El valor de la visibilidad integral trasciende la protección técnica, se traduce en resiliencia operativa y confianza organizacional. Las compañías que logran mapear su superficie de ataque en tiempo real pueden responder con mayor precisión, reducir el impacto de los incidentes y demostrar cumplimiento ante reguladores.

En cambio, aquellas que operan con zonas oscuras sin saber qué dispositivos existen ni qué comunican juegan un juego de defensa a ciegas.
Y en ciberseguridad, la ignorancia no solo es peligrosa, es costosa.

La clave no está en blindar lo visible, sino en descubrir lo invisible. Porque en la era de la hiperconectividad, las amenazas más letales son las que no sabemos que existen.

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